Cada loco con su tema

Por: Paul Estrella

De cómo la tecnología se aplica de acuerdo a casos y regiones, pasando desde la luz direccional hasta whatsapp.


Guayaquil es una ciudad conflictiva bajo la lluvia, al tráfico vehicular fácilmente puede incrementarse en un 100% o más.

A mi, que por cosas de la vida, me toca vivir cruzando el puente de la unidad nacional, tengo que lidiar cada mañana con el tráfico que viene de Durán (la ciudad vecina), de la Sierra, del Este y del Sur del país. Como le pasa a todo el mundo que vive de costumbres, procuro salir a una hora determinada en la mañana donde tengo calculado el tiempo exacto que me toma llegar a la oficina, para que eso suceda debo tomar el tercer carril del puente. Yo ingreso siempre por el primer carril, por lo cual debo sortear el tráfico para ubicarme en el lugar adecuado.

En un día normal, sin lluvia, hacerlo es fácil, mi instinto de conductor precavido me obliga a colocar la luz direccional en cada cambio de carril. En el proceso pienso que todos somos educados y respetan la petición de paso. Eso es porque no hay lluvia.

Hoy mientras me dirigía al trabajo no hubo forma de lograr que me cedieran el paso ante la luz direccional, así que tuve que hacer algo drástico, pero efectivo. Bajé la ventana de mi vehículo saque la mano y pedí paso. Inmediatamente el vehículo detrás mío disminuyó su velocidad, hice lo mismo hasta ubicarme en el tercer carril. A partir de ahí todo fue pan comido.

Las comparaciones son odiosas, pero algo así no hubiera pasado en una autopista de USA. Cuando marcas la direccional estás anunciando tu petición de paso, no sólo eso, estás anunciando que vas a cambiar de carril de manera inequívoca y el conductor del vehículo de atrás sabe que debe ceder el paso porque para él es más fácil disminuir la velocidad que para ti aumentarla en ese procedimiento.

Entonces llegué a una conclusión, la tecnología no se aplica igual en todos lados.

Las razones en este caso probablemente requieran de mayor análisis, a lo mejor entramos en el tema cultural, en la psicología de masas o el análisis conductivo. Lo que es cierto es que la luz direccional es un adorno más en los vehículos de mi país.

¿Sucede lo mismo en la tecnología digital?

Estoy seguro que sí y por eso vemos una oferta variada de soluciones de software, aplicaciones para smartphones y otras.

El uso de mensajería instantánea es un claro ejemplo de que la tecnología no se aplica igual en todos lados, pero en este caso vale también decir que no se aplica igual en todos los casos.

Volviendo hacia el pasado, cuando las operadoras de celular habilitaron el envío de mensajes escritos, esta funcionalidad no era tan popular en USA como lo fue en Latinoamérica. Las razones quizás se deban principalmente al costo de la telefonía móvil, que hasta hace pocos años era muy cara en Ecuador (o como diría un buen amigo es costosa, no cara). La gente tenía poco saldo y en ocasiones con un mensaje decías cosas efectivas, o urgentes, de ahí que se hiciera popular la frase tengo saldo para un mensaje. En USA, el acceso a la telefonía móvil y los planes eran mucho más variados y atractivos y a lo mejor la gente prefería llamar en lugar de tener que dedicarle minutos a escribir un mensaje.

Los tiempos han cambiado, en menos de diez años, el SMS, aunque sigue existiendo, es sólo un recurso más para completar la comunicación. Millones de personas en el mundo hacen uso de la disponibilidad de datos para enviar mensajes instantáneos por aplicaciones específicas.

La primera que se popularizó fue la aplicación de mensajería de Blackberry, fueron los dueños absolutos hasta que iOS y Android aparecieron en escena.

Primer ejemplo de caso

El decrecimiento de uso en Blackberry se debe a varias razones, sin embargo una de las razones principales fue su renuencia a la diversificación. Cuando apareció Whatsapp, sus fundadores fueron lo suficientemente inteligentes para permitir el uso en múltiples plataformas. Blackberry decidió no hacerlo y este error permitió a Whatsapp posicionarse como la opción preferida para envío de mensajes, lo que vino después fue únicamente resultado de lo bueno que es Android e iOS, el desplazamiento de Blackberry fue paulatino e imparable.

Hubo gente que se resistía a dejar Blackberry sólo por su messenger. Al final Blackberry lanzó una versión multiplataforma, pero la suerte ya estaba echada.

Segundo ejemplo de caso

Viber es una aplicación de voz sobre IP para usuario final, incluye al igual que Whatsapp mensajería instantánea. Muchos pensaron que al ser más completa, o al incluir una funcionalidad adicional, Viber desplazaría a Whatsapp, pero no fue así. En un smartphone puedes hacer una de dos cosas bien, o escribes o hablas. Viber es una buena aplicación para hacer voz, si tienes amigos o parientes en otros países es tan buena como Skype, con una diferencia, funciona en el background, las llamadas ingresan sin que la aplicación esté abierta, cosa que no ocurre con Skype. Tanto Viber como Whatsapp hacen un excelente uso de la funcionalidad de push y funcionan cuando es necesario que funcionen, no cuando quieren. Si es así, ¿por qué no ha desplazado a Whatsapp?

El otro día en una reunión de producto invitamos a la asistente de soporte, quien tiene la misión de contestar todas las llamadas que ingresen. En algún punto de la conversación alguien mencionó Whatsapp y ella dijo algo muy interesante,

…“en ocasiones en una conversación de voz te cohíbes, en cambio en texto puedes escribir lo que sea”…

Ese comentario me dejó pensando, pero es muy cierto. Mi esposa tiene un grupo de chat del colegio en Whatsapp y todo el tiempo se envían mensajes. En ocasiones mientras estamos juntos la escucho reírse a carcajadas sola, y me cuenta cosas que para mi son ajenas, pero que para ella son parte de su vida y de su juventud. Sumemos a eso que Whatsapp permite enviar imágenes y videos y completemos la figura.

El objetivo de Whatsapp fue enviar texto y compartir contenido, y en eso es excelente, el objetivo de Viber es hacer voz, dos cosas por ahora separadas.

Tercer caso de ejemplo

Telegram aparece en escena tan sólo pocos meses antes de que Whatsapp fuera vendido a Facebook. Al momento de la venta, miles de usuarios ya estaban mencionando esta nueva aplicación, así que me sumé a probarla.

En primera instancia me pareció muy similar a Whatsapp en el proceso de envío de contenido, creación de grupos, cómo se añaden usuarios, etcétera. Sólo una funcionalidad me pareció que era lo suficientemente buena para que haga el cambio (Telegram por Whatsapp): «el cliente de escritorio».

Después de indagar un poco más me enteré que el cliente de Telegram es open source, no el servicio, esto es importante aclararlo. Creo que ésta es la razón por la cual hay una mayor disponibilidad de clientes y hay uno para escritorio (al momento de escribir este artículo había para Windows, Mac, Linux y web). No me malinterpreten, aunque soy un creyente del open source, esto no fue lo que me motivó al cambio, fue que existiera la posibilidad de tener un cliente en el smartphone y otro en el ordenador, pero más importante aún, que la sincronización sea perfecta.

A quienes pasamos 8 horas frente a un ordenador, se nos hace más sencillo escribir desde ahí en lugar de parar lo que estamos haciendo y tomar el smartphone.

Este concepto de producto no es nuevo, Apple ya lo hace con iMessage, pero no lo hace tan bien, además es propietario y no es multiplataforma, así que sólo nos sirve a quienes usemos iPhone o tengamos una Mac.

Viendo hacia el futuro

Whatsapp se ha resistido a hacer un cliente de escritorio, las razones no las sabemos, sin embargo han anunciado que soportarán VoIP. Me parece interesante que añadan esta funcionalidad, aunque estoy un poco escéptico también. Si lo hacen tan bien como «Facetime» quizás logren posicionarse en ese mercado e incluso, junto a Viber y otras aplicaciones, empujen más la idea de que el fin de las operadoras telefónicas está cerca.

Creo que Whatsapp hace un excelente trabajo, con contratiempos en algunas ocasiones, pero lo hace (salvo este pasado fin de semana en que por razones misteriosas el servicio estuvo paralizado). No sé si destaque en la voz sobre IP, principalmente porque la gente está dispuesta a escribir, además Whatsapp tiene que lidiar con la reputación de Facebook y la sospecha de que son una fuente de obtención de contenido por parte de la NSA.

¿Y qué pasa con Skype?

Quien use Skype sabe que es una excelente plataforma para voz y conferencias, pero muy mala para el envío de mensajes. Skype desde hace tiempo no innova, y si Facebook está apuntando a que Whatsapp use voz, tendría que tomarse en serio eso de volver al cuarto de diseño, porque los días de integración con Facebook podrían estar contados. (Punto aparte la donación de SILK al mundo, el precursor de OPUS)

La tecnología no se aplica en todos los casos ni en todas las regiones, los días de generar tendencia parecen estar terminando para dar paso a unos en que los proyectos no sobreviven porque son «buenos» sino porque tienen recursos. Algunos podrían no estar de acuerdo con este comentario pero basta ver las 19 mil millones de razones de Facebook al comprar Whatsapp.

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